A
sus 39 años, Emmanuel Macron es el presidente más joven de Francia, algo
impensable hace sólo un año y todavía hoy difícil de creer si se atiende a su
trayectoria, según medios de comunicación. Hijo de dos médicos
de Amiens (norte del país), Macron
se formó en el gran vivero galo de cargos públicos, la ENA (Escuela Nacional de
Administración), donde coincidió con una promoción que hoy ocupa importantes
puestos en el Estado. Tras completar sus
estudios comenzó a trabajar como inspector de finanzas, antes de desembarcar en
la empresa privada de la mano de la banca de negocios Rothschild en 2008, de la
que llegó a ser socio.
Allí se le
apodó "Mozart de las finanzas" por su precoz habilidad para trabar
acuerdos, apoyado en una buena
red de contactos con el mundo político, como el que cerró Nestlé para comprar
la división de leches infantiles de Pfizer por 9,000 millones de euros.
También fue en
Rothschild donde pudo conocer bien España y a sus élites, gracias al trabajo
que realizó en la reestructuración financiera del grupo mediático PRISA.
Aunque sus
rivales lo han catalogado con la etiqueta de "amigo de las finanzas",
él insiste en que su carrera es precisamente lo que le distingue de los
políticos profesionales que han vivido toda su vida del dinero público.
Convencido de que
"la política es una droga dura", entró en el Palacio del Elíseo en
2012 junto a François Hollande como secretario general adjunto, donde fue el
arquitecto de las primeras reformas económicas impulsadas por el presidente
socialista.
Su pecado original,
no haber sido nunca elegido para un cargo en unos comicios, le privó de ser
ministro del Presupuesto en el primer Gobierno de Manuel Valls, con quien
entonces tenía una relación muy estrecha.
Cinco meses después,
en agosto de 2014, le llegó el turno de asumir la cartera de Economía de manos
de Arnaud Montebourg, cabecilla del ala izquierda de los socialistas.
Su intención
de cabalgar en solitario quedó clara hace un año con el nacimiento del
movimiento político "En Marcha", plataforma inspirada en la campaña
de Barack Obama en Estados Unidos desde la que lanzó su candidatura presidencial, tras dimitir del
Gobierno en agosto de 2016.
Avezado
músico (ganó premios como pianista en el conservatorio de Amiens) y lector de
filosofía, su ubicuidad en los medios franceses se amplió al "papel
couché" por la peculiar historia de amor que le une a su esposa, Brigitte
Trogneux, antigua profesora suya en el instituto y 24 años mayor que él.
"La vida
política es muy violenta para el entorno. Los placeres narcisistas a menudo son
solitarios, pero las dificultades las compartes", reflexionó en un mitin
reciente Macron, antes de proclamar que "cuando sea elegido, Brigitte
tendrá su lugar, no detrás ni escondida, sino a mi lado, donde siempre ha
estado".
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